Con la llegada del verano el fantasma de las vacaciones empieza a rondarnos y si nos podemos permitir escaparnos unos días para olvidarnos del trabajo y el estrés de la ciudad acabamos haciéndole caso y dejando nuestro domicilio durante una o dos semanas (los más afortunados pueden hacerlo incluso más tiempo).

Esto puede suponer un shock para nuestras flores que están acostumbradas a tener compañía diaria y a que las reguemos y pongamos en la zona más soleada cada vez que lo necesitan (sobretodo las que tenemos en el interior ya que éstas notan más si estamos o no en casa a causa de la cantidad de luz que reciben del exterior si bajamos más o menos las persianas y cortinas).

A pesar que en época de temperaturas moderadas e incluso alguna lluvia nuestras plantas y flores pueden sobrevivir solas varios días sin ningún problema, en verano la cosa cambia ya que éstas necesitan agua cada poco tiempo a causa del calor y la gran exposición al sol que pueden tener.

Para evitar que al volver de nuestras merecidas vacaciones nos encontremos con la mitad de nuestras flores marchitas o sedientas podemos utilizar una serie de consejos que seguro nos ayudarán a continuar con nuestra terracita o balcón florecidos durante mas tiempo.

flores

– Pidamos a un vecino o familiar que cuide de ellas: Es la opción más utilizada y fácil ya que con la ayuda de alguien podremos estar seguros que nuestras flores no reciben demasiado sol, pasan sed o incluso se ahogan (las tormentas de verano pueden hacer que una planta que no es quitada a tiempo del exterior pueda ahogar a causa de la gran cantidad de agua o granizo recibidos en su tiesto).

– Reguemos las flores justo antes de marchar y llenemos el platito con todo el agua que nos sea posible: de esta forma ganaremos solo dos o tres días pero dependiendo del tiempo que estemos fuera ya no será tan duro el tener que quedarse en casa sin los cuidados de las personas.

– Utilicemos un cordón de algodón: Una técnica muy utilizada es llenar un bidón con agua (también puede ser una palangana, una botella, etc.) y meter en ella un cordón con agua que tenga su otro extremo dentro de la tierra de nuestra flor o planta. De esta forma cada vez que ésta tenga sed chupará el agua a través del cordón.

– Resguardemos nuestras flores del sol directo: Poniéndolas en sombra o semisombra conseguiremos que no pasen tanto calor y por tanto no necesiten tanta agua para sobrevivir.