Un par o tres de macetas con bonitas flores pueden cambiar por completo la estética de nuestro hogar, balcón o terraza ya que aportan color y ayudan a decorar un lugar pensado para ellas o que no sabemos con que rellenar.
A pesar de que la mayoría de las plantas requieren de unos cuidados muy básicos y sencillos (riego cada ciertos días, uso de fertilizantes y abono en condiciones y que se encuentren en un lugar adecuado según el tipo de luz y temperatura que necesiten) muchas de ellas enferman o no sobreviven a causa de las plagas, hongos y ataques de insectos y pájaros que en su afán de comerse las flores, hojas o raíces de éstas acaban debilitándola y provocándonos un gran dolor de cabeza.
Sin duda una de las plagas mas temidas y habituales es la llamada mosca blanca, la cual se encarga de destrozar nuestras flores con su aspecto diminuto y frágil a la vez que arrollador (no suelen medir más de 3milímetros y se alimentan de la sabia de las plantas a través de un pequeño aguijón que clavan en su planta, quitando toda la sustancia a la víctima y pudiendo provocar su acabose).
Además, si no vamos con cuidado éstas pueden dejar sus huevos directamente en las flores y plantas de forma que cuando las larvas nacen ya se encuentran en su hábitat y al poco tiempo se convierten en más máquinas de succión de sabia de nuestras pobres amigas.
Por lo tanto, si vemos que nuestras flores y plantas tienen en sus hojas pequeños puntitos de color blanco (se muevan o no) eliminémoslo de forma rápida y eficaz ya que de esta manera acabaremos con las huevas y con los adultos que en ese momento se encuentran allí (y es que además de atacar a las flores con su aguijón las moscas blancas transmiten infecciones de otras víctimas vegetales y por tanto, si una flor está muy enferma y la mosca blanca viene hacia una nuestra, ésta podrá enfermar igual que la primera por muy bien cuidada que la tengamos).
Aunque no podemos estar cada dos por tres comprobando que este insecto diminuto esté atacando nuestras plantas si que podemos utilizar remedios que ayudarán a su eliminación y fuga, como por ejemplo el jabón potásico (el cual termina matando las moscas), el aceite de neem (actúa como un potente insecticida) o con nuestras propias manos (aunque esta técnica sea rápida en el instante no hace que a los dos minutos nuestras flores no vuelvan a tener visita).