Los bonsáis son conocidos alrededor del mundo por su belleza y por su evocación de escenas naturales en miniatura. Al mismo tiempo, por ser uno de los seres vivos más difíciles de cuidar y de cultivar con éxito en casa. Muchas veces existe la confusión de que el bonsái es una planta cuando lo cierto es que es un árbol que se ha empequeñecido mediante técnicas específicas para que no crezca, como la poda o el trasplante, entre otras, que descubrirás en este artículo. Como ves, cultivar un bonsái es todo un arte y, como tal, requiere una gran dedicación, un buen conocimiento de los procedimientos para cuidarlo y ¡muchas ganas de mimarlo!
Existen muchos tipos de bonsáis, pero, en general, cualquier tipo de árbol es apto para cultivarse mediante este arte. Entre los más famosos encontramos olivos, ficus, pinos, hayas o enebros, si bien es importante distinguir los bonsáis de interior y de exterior para un cuidado óptimo. En cualquier caso, una de las características principales de los bonsáis es que deben cultivarse en macetas con patas para propiciar un mejor drenaje del agua durante el riego. La gran variedad de macetas, colores y formas hacen del bonsái un árbol muy personal que da un toque de distinción y originalidad a cualquier hogar.
Si estás pensando en comprar o regalar un bonsái, pero no sabes qué cuidados requiere, ¡no te preocupes! A continuación, encontrarás las claves básicas para darle a tu bonsái todo lo que necesita y verlo crecer fuerte y sano. Sigue leyendo.
Cuidados básicos de un bonsái para principiantes
1. Riego
Un riego adecuado es el cuidado más importante que debes dispensarle a tu bonsái. Lo más importante es que seas consciente de que no hay una regla fija para el riego, sólo debes seguir siempre esta máxima: «riega tu bonsái cuando la superficie de la tierra empiece a secarse”. Por lo tanto, no riegues tu bonsái cada día por norma, pero palpa con tus dedos la tierra para saber si necesita agua.
Riega a tu bonsái generosamente, hasta empapar toda la tierra y que el agua salga por los agujeros de drenaje de la maceta, con la precaución de que nunca quede agua estancada.
2. Abono
Los bonsáis viven toda su vida en una maceta, por eso es importante que el sustrato donde echan raíces contenga los nutrientes esenciales para su correcto desarrollo: fosforo, potasio y nitrógeno. La norma general es añadir pequeñas pero constantes cantidades de abono a tu bonsái, aunque dependerá del tipo de árbol que sea y también de la época del año. Recuerda que en primavera los bonsáis están en la época de mayor crecimiento del año, por lo tanto, requieren más abono.
3. Poda
La poda consiste en cortar las ramas que consideres innecesarias en tu bonsái con el fin de darle una forma determinada. Gracias a la técnica de la poda existen múltiples estilos de bonsái: en forma de cascada, sinuoso, etc. Es importante usar tijeras especiales y pastas selladoras de cortes para evitar infecciones a la hora de la poda. Ten en cuenta que la mejor época del año para podar es el comienzo de la primavera.
4. Pinzado
El pinzado es una técnica utilizada para reducir el tamaño de las hojas del bonsái y también para aumentar la densidad de las mismas y el árbol sea más frondoso. El procedimiento básico es dejar que crezcan seis u ocho pares de hojas para luego cortar las puntas de las que broten nuevamente, dejando sólo dos o cuatro hojas. Así permites que el árbol vuelva a brotar a partir de las yemas de las hojas que has dejado, pero haciéndolo con hojas mucho más pequeñas. Primavera y otoño son las mejores estaciones para llevar a cabo el pinzado de tu bonsái.
5. Alambrado
Paralelamente a la poda, el alambrado es el otro procedimiento básico para dar forma a tu bonsái, su finalidad es orientar el tronco y las ramas hacia donde quieras para darle un estilo propio. Tienes que enrollar los troncos o ramas con el alambre, ejerciendo cierta presión, y doblando la rama en la posición que desees, con mucho cuidado y fijándola con el alambre. Te recomendamos utilizar alambre de aluminio y realizar esta técnica en octubre o noviembre.
6. Trasplante
Como hemos comentado, los bonsáis viven en macetas de volumen muy limitado, por este motivo, es necesario trasplantarlo para revigorizarlo. Si tu árbol es joven, deberás trasplantarlo cada uno o dos años y usar tierra de grano grueso; si, por el contrario, ya es maduro, trasplántalo cada tres o cuatro años y utiliza tierra de grano fino.
El trasplante es la técnica más difícil de todas las que hemos descrito, por eso recomendamos hacerlo con suma delicadeza y consultar a un especialista si no se está seguro de que el bonsái sobreviva. Antes de plantar tu bonsái en su nueva y más grande maceta, debes cortarle las raíces con tijeras especiales. Hay dos clases de raíces: las de sostén y las de alimento. Sólo se deben cortar las primeras, que son largas y más gruesas. Las de alimento son más finas y con pequeños filamentos parecidos a cabellos y nunca se deben cortar. Siempre que recortes las raíces deberás podar las ramas en una proporción similar, pero el volumen de raíces que dejes debe ser un tercio superior al volumen de la copa.
Ahora que ya conoces de cerca los cuidados básicos para disfrutar de un bonsái, ¡anímate a tener uno! Como consejo final, destacamos que el ficus es el bonsái más resistente de todos, por este motivo es la mejor opción para principiantes. ¿Quieres tener en tu casa un bonsái o vas a regalar uno? ¿Tienes ya un bonsái y conoces algunos trucos para cuidarlo? Cuéntanos en los comentarios qué te atrae de estos pequeños árboles tan únicos y singulares.